martes, 23 de enero de 2007

Introducción a la Democracia Real



















En este trabajo hablaremos de Democracia real: el pueblo tiene que poder participar opinando pero también tomando decisiones.

LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA FORMAL

El problema de la crisis de representatividad está vigente en todo el mundo. Cuando nos referimos al fracaso de la democracia formal, lo decimos siempre con la intención de que se avance hacia alternativas más participativas. En Argentina no se trata sólo de personajes corruptos sino de una crisis total de las instituciones. No es un problema de individuos, el problema es que el sistema ya no sirve.

LA DIVISIÓN DE PODERES

Los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) e incluso la prensa, todos ellos responden a un único poder absoluto: el poder económico. Este proceso por el cual el poder del dinero ha comprado a las instituciones democráticas para ponerlas a su servicio viene avanzando desde hace muchos años, hasta transformar el sistema institucional en una gran empresa con diferentes negocios. Es muy difícil encontrar gente decente en los partidos políticos tradicionales acostumbrados al poder, porque ya desde sus primeros pasos comenzaron a pervertirse y si no lo hicieron abandonaron el partido.

Hablar de división de poderes es hablar en todo caso de corporaciones dentro de una gran corporación que velan por su sector, para que nadie les birle su parte del negocio, pero nunca podemos hablar de democracia.

LA REPRESENTATIVIDAD

Se supone que los tres poderes de la democracia representan los intereses del pueblo, pero no todos son elegidos por el pueblo y los que son elegidos por el pueblo al poco tiempo son aborrecidos incluso antes de votarlos, pero siente que no tiene muchas opciones. La trampa de la democracia formal es elegir entre falsas opciones.

Una de las principales crisis del actual sistema democrático representativo consiste en que la opción para elegir está restringida por factores que el pueblo no maneja.


LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Una posible respuesta a esta paradoja de la democracia formal sería decir que si la gente participara en la democracia partidaria, tendría voz y voto en la definición de los candidatos y, por lo tanto, podría luego elegir entre mejores opciones. Mucha gente honesta ha intentado incursionar en las marañas del poder de los partidos tradicionales y ha desistido; y cuanto menos participa la gente más fácil es para los crápulas (sic) tener pista libre y convertirse en la única opción posible. Así muchos decidirán no votar con la cual se disminuye el universo de votos.

El poder económico no comienza a corromper a los funcionarios en el minuto posterior a la elección sino ya desde antes, desde el ascenso en las trenzas partidarias de los partidos tradicionales. Así, y junto con la coacción que se puede ejercer con los disidentes que quieran armar una lista opositora, se explica la desproporcionada relación de fuerzas entre un aparato ya montado y la iniciativa de un grupo que no encuentra la forma ni los recursos para llegar a darse a conocer.

LA CRISIS

Si bien el poder económico siempre estuvo cerca del poder político buscando influir, nunca como ahora el poder económico estuvo tan concentrado ni con tanto poder de presión y chantaje. Nunca como ahora atravesó las fronteras globalizando al mundo a su antojo e imponiendo sus condiciones a sangre y fuego. Como ocurre en Argentina, el poder acumulando riqueza en forma desmesurada sólo puede sostener su carrera desenfrenada con un reciente empobrecimiento de los pueblos.

El sistema intenta capitalizar la crisis de representación a su favor, potenciando el descrédito de la política desde los medios de difusión pero cuidándose muy bien de no dar espacio a las verdaderas alternativas de cambio. No nos debemos dejar engañar por los medios de comunicación pues son críticos pero sólo por el interés de reemplazar a los políticos tradicionales y funcionarios por otro tipo de cómplices del sistema y no por la organización de la gente.

Tenemos que ver qué puede hacer la gente para generar una opción articulada de poder que esté en condiciones de reemplazar al actual. Se deben resolver los problemas de representatividad.

LAS ESTRUCTURAS

En la medida en que la desestructuración avanza se agudizan las divisiones entre las cúpulas y esas fisuras pueden permitir el avance de nuevas formas organizativas por parte de la gente. Pero ante esa posibilidad, el desafío consiste en que la gente pueda conformar un nuevo tipo de estructura organizativa que permita canalizar la voluntad de las mayorías. Las asambleas vecinales deben superar la etapa del espontaneísmo y de la deliberación excesiva, pues de lo contrario será un fenómeno pasajero. Uno de los problemas a resolver es el de poder tener niveles organizativos que permitan la delegación de funciones y responsabilidades sin caer en los estamentos burocráticos proclives a la manipulación. Para evitarlo hay que llegar a un consenso

EL CONSENSO

El excesivo horizontalismo conduce a la mediocridad y el excesivo verticalismo conduce al elitismo.

Si aplicamos esto a las organizaciones sociales, podemos ver como los sistemas formalmente representativos terminan en burocracias, donde una minoría se atribuye el derecho de decidir por los demás en virtud de su mayor especialización y conocimiento para abordar temas más o menos complejos. La gente está preparada para tomar decisiones y lo que hay que buscar son mecanismos de delegación. Cualquier sistema de delegación debe prever mecanismos ágiles de revocación como condición fundamental para evitar el enquistamiento de las cúpulas. Pero se debe evitar revocar mandatos continuamente pues llevaría de nuevo a sistemas verticales más eficientes.

El consenso es el punto de equilibrio entre la horizontalidad y la verticalidad; lo importante es que exista la posibilidad de exponer ideas y puntos de vista por parte de todos, y después del intercambio la mayoría otorgue el consenso para una determinada acción y esta se ejecute.

Es importante entender que el consenso no es una “competencia de propuestas” donde cada uno va con predisposición de discutir con el otro sino con la predisposición de ponerse de acuerdo. En el consenso hay también liderazgos, lo importante es que no se dan por decreto, ni porque alguien tiene más dinero ni por que son parientes sino por mérito propio.

LA REVOCATORIA

Un avance para la democracia participativa sería la Ley de Responsabilidad Política, de modo que todo funcionario que traicione el mandato de la gente pueda ser despedido de inmediato.

LA INICIATIVA DE LA GENTE

Una cosa es garantizar que todos puedan participar y otra que todos participen.

Hay gente con vocación por la actividad social y gente más pasiva. El tema es lograr que no termine habiendo un divorcio entre los pocos activos y la mayoría pasiva sino que exista una polea de transmisión desde la mayoría más pasiva hacia los más activos y no una manipulación de los más activos.

Cuando no existe esa polea de transmisión las minorías activas se terminan aislando y justificando su lugar por la inacción de las mayorías.

LA POLEA DE TRANSMISIÓN

Las acciones de los representantes deberían girar en el sentido de la voluntad de la gente. Un institucionalista nos diría que la polea de transmisión ya existe: ya hay en los barrios centros de participación ciudadana, representantes sindicales, pero la gente siente que ninguno funciona, la gente ya no cree en las instituciones.
Cuando nos referimos a que es necesario lograr instancias de participación gradual que operen como polea de transmisión, a través del consenso, nos estamos refiriendo a una nueva sociedad que hay que construir. Y esta nueva sociedad debe partir de nuevos valores, de la solidaridad, la honestidad, la coherencia.

La falta de un modelo a veces hace que mecánicamente tendamos a adoptar formas viejas y entonces quedamos atrapados y nos frustramos.

LA ACCIÓN DE FORMA Y LOS EMPLAZAMIENTOS

Abundan los ejemplos en la vida cotidiana acerca de cómo puede variar la conducta de las personas según sean las situaciones en que se insertan, la forma en que están planteadas las relaciones y el emplazamiento que cada cuál tiene.

¿QUÉ QUEREMOS DECIR CON ESTO?

Hay formas organizativas, sistemas de relaciones y modos de emplazarse que pueden favorecer cierto tipo de conducta, aunque en última instancia uno siempre puede elegir lo que hace.

Una suma de conductas inadecuadas, aunque no parezcan graves individualmente puede tener consecuencias sociales importantes. Toda una secuencia de pequeñas acciones realizadas por diversos actores individuales puede terminar en la violación de un derecho humano y cada eslabón no sentirse responsable del resultado final. Esto mismo ocurre con el mal funcionamiento de una organización: si las formas, los procedimientos y los emplazamientos no son los que facilitan el accionar individual que interrelacionado con otros conduzca al objetivo deseado es muy probable que fracase.

El poder tiene que estar en manos de gente organizada en una democracia real y por tanto hay que atender a las formas organizativas que faciliten y potencien las virtudes de la buena gente y no lo peor de cada uno.

La organización política debería tener algún tipo de organización que potencie las buenas intenciones de sus integrantes.

EL AUTOBÚS Y LA CANOA


El autor propone una parábola comparando la conducción de un autobús con una canoa; en el autobús, a pesar de intentar buscar diferentes formas de conducción (organización) sólo puede manejar el volante uno (el sistema es el que es y no se pude cambiar a pesar de las buenas intenciones); la canoa, en cambio, que puede ser conducida por varios a la vez, es más, es necesario que reme más de uno. Esta parábola le sirve para ilustrar un fenómeno actual: la gran mayoría de las personas sienten que la forma de organizarse de la sociedad ya no da para más, que las dirigencias persiguen su propio interés y no representan el interés de la gente, en otras palabras, las viejas instituciones decadentes le quedan demasiado chicas a un ser humano que ha evolucionado. Pero el problema a resolver es que a la hora de organizarse entre la gente para intentar reemplazar las organizaciones obsoletas, creyendo que el único problema eran las personas y resulta que las viejas formas condicionan también comportamientos negativos aunque la gente sea positiva.

LAS NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN PARA UNA DEMOCRACIA REAL


Plantear una nueva forma organizativa; para la creación de una nueva organización son necesarias las ideas, el intercambio, la experiencia, la evaluación, las nuevas ideas y las correcciones.

LA VIABILIDAD DE LA PARTICIPACIÓN

Para que la gente quiera participar se debe lograr que la opinión de la gente sea vinculante con las decisiones de los representantes. La gente tiene que tener siempre la libertad de reunirse y debatir cuando quiera y donde quiera, como de hecho ocurre y sin necesidad de ningún enmarque. Para que la opinión de la gente sea vinculante con las decisiones de los representantes, y en este sentido sí son necesarios los enmarques, que en la medida que tengan consenso serán normativas.

NIVELES (cada punto es un nivel):


Cualquier persona puede participar en cualquier nivel
· Nivel mínimo: sufragio en las elecciones
· Participación en consultas populares vinculantes para opinar sobre decisiones de interés general
· Participación en asambleas extraordinarias ocasionales para el tratamiento de temas que deben debatirse antes de pasar a la consulta popular
· Participación en Asambleas o Foros periódicos (semanales o mensuales)
· Instancias de representación, desde los primeros delegados hasta llegar al presidente, pasando por los cargos intermedios.


LUGARES


Para que la posibilidad de participación aumente habrá que prever ámbitos de participación arraigados, tanto en los barrios como en los lugares de trabajo y de estudio.

FRECUENCIAS

Debe ser viable, que no lleve a la saturación. Debe primar el sentido común, ya que si para cada pequeña decisión que debe tomar un representante a quien se le delegó una función hay que hacer una consulta, entonces pierde sentido la delegación de mandato que se hizo y hace inviable la toma de decisiones.

ÁREAS TEMÁTICAS

La apertura del intercambio de opiniones por áreas de interés mejora la participación y agiliza la operatoria. Cualquier decisión en un foro temático que afecte a personas que no participan, deberá ser consultada en el ámbito general

LA PARTICIPACIÓN VINCULANTE

Deberá haber instancias de intercambio en todos los niveles, y cuando se agote su tratamiento hay que decidir. El que decide es el pueblo (y no en asuntos secundarios sino en los grandes temas) y el representante los ejecuta
Es importante entender ese concepto y no caer en las redes de los seudo-progresistas que pretenden distraer a la gente dándole la posibilidad de participar de lo inocuo para distraer los intereses.

LA GENTE DEBE DECIDIR EN TODO


Se debe participar en el 100%, hay que debatir los grandes temas “El pueblo delibera y se gobierna y luego implementa a través de sus representantes”. Debería establecer una nueva constitución para una democracia.

LOS VOLUNTARIOS

La mejor gente son los voluntarios; su contrapartida son los que se mueven sólo por intereses monetarios. Los voluntarios son los más adecuados para poner en marcha esta nueva organización social emergente desde la base social. Pero deberán ser remunerados con dietas y salarios razonables y acordes con lo que ganan los trabajadores. Como hay diversidad de opiniones, también deberá de haber diversidad de organizaciones y puntos de vista para evitar las hegemonías

LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS

Preferimos hablar de organizaciones políticas en general y no de partidos ya que en el futuro puede que no sólo los partidos (como ocurre ahora) puedan llevar representantes a una elección.

Para que las organizaciones políticas contribuyan a una democracia real deberían abrir la participación y establecer mecanismos de democracia directa en su propio seno.

La forma organizativa debe ser abierta a la participación, evitar los manejos de las cúpulas, pero, claro, no se puede estar en asambleas todo el tiempo, con lo cual hay que delegar.

Todos los mecanismos de consenso y toma de decisiones descritos para la democracia directa y participativa deberían funcionar en los partidos y organizaciones políticas y también en los sindicatos y organizaciones sociales.

UN NUEVO CONCEPTO DE PODER

El rechazo de la palabra poder viene de su asociación con coacción, opresión, etc. La oposición a esta imagen de poder sería la ausencia de todo poder, pero es imposible organizar una sociedad sin reglas que desembocaría en el caos. El poder es, por tanto, un mal necesario.

Un concepto que puede servir es el de referencias sociales, como una suerte de liderazgos ejercidos por determinadas personas sobre la base de sus acciones, conocimientos o mejor criterio, etc. Estas referencias sociales operan tanto en pequeños grupos como en grandes y sólo pueden serlo si las demás personas así lo sienten.

Tampoco hay que caer en el horizontalismo absoluto que parte de la premisa “todos tienen derecho a expresarse” y esto está muy bien, pero no se contempla otra parte de los derechos: ”todos tiene derecho a escuchar a quien quieren y no tienen obligación de escuchar a todos y cada uno de los que quieran opinar”, se puede ser autoritario en la verticalidad pero también en la horizontalidad (autoritarismo horizontalista)

VOCACIÓN DE PODER

La gente debe ejercer su poder soberano y para ello hace falta una organización que funcione como polea de transmisión de la voluntad general hacia el representante que ejecuta, pero además de la organización debe existir en la gente la vocación por ejercer su poder legítimo.

El ser humano actual no necesita amos, sólo necesita oportunidad de ejercer su libertad de opción y decidir su destino

LA UNIÓN DE LOS SECTORES PROGRESISTAS

Hay quienes creen que la toma del poder real pasa por la toma del poder político, y con tal creencia suponen que una alianza electoral de sectores progresistas por sí sola nos llevará a la revolución. Desde luego que tal opinión es bien intencionada, pero hay otras cosas a tener en cuenta. El poder real en la actualidad lo detentan quienes concentran el poder económico en el mundo, y tienen miles de recursos para frustrar una revolución que no tenga bases sólidas

Es primero en la base donde se debe dar la unidad. Para ello debe haber unidad en acciones conjuntas mientras se llega al consenso de un proyecto común. Porque si en el momento en que se tome el poder no existe un fuerte tejido social el poder económico a través del chantaje y la generación de focos de violencia se hará con el poder.

La unión de las fuerzas progresistas no puede limitarse a una mera alianza electoral que se desarme ante el primer desacuerdo. Hay que construir la unión en la base y con toda la gente, lo más rápido posible pero sin saltarse ningún paso.

ALGUNAS HERRAMIENTAS ORGANIZATIVAS

· Fomentar la organización de grupos arraigados sobre la base de temas de interés común; que no sean mayores de 30 personas y con división de funciones
· Converger en foros temáticos entre diversos grupos, para acciones conjuntas y debate
· Convergencia en Asambleas Vecinales de todos los vecinos que quieran participar. Exponer, intercambiar, consensuar
· Conformar foros temáticos por ciudad, con asistencia de representantes de cada grupo de base que esté trabajando en el tema respectivo
· Realizar consultas populares para que la gente que no participa en asambleas ni foros pueda opinar
· Poner en marcha medios de difusión propios tales como programas de radio.
· Proyectar suficientes grupos de trabajo para asegurar que se pueda llegar a todos los vecinos. No hay que esperar a que la gente venga, hay que ir hacia ella.
· Conformar planteles profesionales que trabajen en la elaboración de propuestas específicas para implementar en cada municipio
· Fomentar la circulación de información, propuestas y puntos de vista por toda la red de la organización social.

Guillermo Sulling

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